La lingüística actualmente no considera probada la existencia de sustrato vasco fuera del País Vasco, zona pirenaica y mitad sur de Francia. Sin embargo, ha habido lingüístas que han considerado que este sustrato se extiende también a todo el tercio norte peninsular ibérico. Uno de estos investigadores fue el lingüista vallisoletano Antonio Tovar que, ya en el siglo pasado, hablaba de un posible sustrato vasco existente hasta Galicia. Esta teoría está basada tanto en similitudes fonéticas como léxicas comunes existentes en las lenguas habladas actualmente en todo el tercio norte peninsular y mitad sur de Francia, y que tienen su origen, según esta teoría, en la lengua vasca.
En el aspecto léxico común se destaca que tanto el portugués (esquerda); gallego (esquerda); astur-leonés (izquierda); castellano (izquierda); catalán (esquerra); y occitano (esquèrra); exceptuando el gascón (gaucha) y el aragonés (cucha, proveniente de la palabra gascona), utilizan una palabra de origen vasco que sustituye al sinistra (izquierda) propio del latín.
La palabra izquierda en vasco se dice ezkerra (eskérra), que procede, a su vez, de las palabras esku (mano) y oker (torcida). Las palabras vascas eskuma (eskúma), eskuin (eskúyñ) o eskubi (eskúbi) que significan derecha, también proceden de esku y tienen su origen en las palabras esku (mano) y on (buena).
Otro ejemplo similar al de ezkerra es el término arcaico ibaika (del vasco ibai "río") que dio lugar en español a la palabra vega o en gallego al término veiga. O bien la palabra vasca naba (en español nava) que se encuentra también muy extendida.
Según esta teoría el sustrato vasco existió en todo el tercio norte peninsular y mitad sur de Francia antes de la llegada de los pueblos indoeuropeos. Algunos lingüistas, historiadores, arqueólogos y antropólogos van más allá y consideran que tanto la lengua vasca como el pueblo vasco descienden de los cazadores y recolectores magdalenienses que dieron lugar a la civilización franco-cantábrica ( tuvo su apogeo desde el 15.000 a.C. al 9.500 a.C. y fue autora de las pinturas rupestres de Altamira [Cantabria], Santimamiñe [Bizkaia], Ekain [Gipuzkoa] o Isturitz [Baja Navarra] ).
Según los lingüistas que apoyan esta teoría, las zonas en las que más vivamente se encuentran rastros de esta cultura prehistórica, coinciden exactamente con la extensión de las similitudes léxicas y fonéticas con respecto a la lengua vasca existentes en todas las lenguas peninsulares y de la mitad sur de Francia. La cultura franco-cantábrica, por tanto, no sería más que la cultura protovasca, siendo la actual cultura de los vascos heredera de esta cultura.
Otros de los rasgos lingüísticos vascos o más bien fonéticos que coinciden, según esta teoría, con la extensión de la civilización franco-cantábrica, son la oposición entre /r/ y /rr/ entre dos vocales; la pérdida de la /n/ intervocálica vasca que se produce en gallego (bona [latín] > boa [gallego]; buena [castellano] ) y en gascón (laguna [latín] > lagua [gascón]; laguna [castellano] ); y la ausencia del fonema /v/ fricativo labiodental sonoro en el sistema fonológico del gallego (aunque sí en el portugués); astur-leonés; castellano (aunque sí en el castellano antiguo sureño); aragonés; catalán (aunqué sí en el valenciano); y en el gascón.
El hecho de que en la lengua portuguesa, que es una evolución de la lengua gallega, la /rr/ se pronuncie como la /r/ francesa, en vez de como la /rr/ gallega o vasca; o que en el dialecto valenciano del catalán y en el castellano antiguo sureño la /v/ no se pronuncie como /b/, según esta teoría, es debido a la carencia de sustrato vasco en Portugal, Valencia y la antigua Castilla sureña, lo que impidió a portugueses, valencianos y castellanos sureños pronunciar de la misma manera que gallegos, catalanes y castellanos norteños respectivamente.
Por otro lado, la evolución del sonido /f/ en /h/ aspirada, típica de la fonética vasca, que no sólo se da en el castellano inicial (fabulare [latín] > hablar) o en el gascón (facere [latín] > har [gascón]; hacer), sino también en zonas del ámbito lingüístico del astur-leonés (fabulare [latín] > jalar [astur-leonés oriental]; en lugar del falar [hablar] propio del astur-leonés), denota, según esta teoría, una antigua extensión del protoeuskera, por lo menos, hasta parte de Asturias y noroeste de Castilla y León.
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