A partir del año 1004, bajo el reinado de Antso Gartzeitz III.a Nagusia (ántso gartséits irúgarrená nagúsi-á; Sancho Garcés III el Mayor), el Reino de Pamplona-Nájera culminará el proceso de compactación de los territorios de habla vasca. Unos territorios, que desde el declive del Ducado de Vasconia, habían quedado políticamente inconexos.

Las bases de este proceso de compactación comenzaron a cimentarse ya en el siglo X, en el que, por ejemplo, los caudillos de la actual Euskadi, Castilla y Gascuña estaban emparentados directamente con la familia real pamplonesa. Si bien el ámbito inicial de Sancho el Mayor fueron las zonas de habla vasca de la época (desde parte de Cantabria hasta el extremo noroeste de Cataluña, incluyendo el noreste de Castilla, La Rioja y mitad sur de Gascuña), aprovechándose de la caída del Califato de Córdoba y surgimiento de los reinos de taifas, reafirmó su autoridad sobre todos los reinos cristianos peninsulares.

El Reino de Pamplona-Nájera, en su máxima expansión, en el año 1034, se extendía desde Galicia, por toda la zona pirenaica hasta parte de Cataluña (Pallars); al norte englobaba Gascuña y el Condado de Barcelona le rendía vasallaje. Consiguiéndose de esta manera, la unidad política de toda la población de habla vasca dentro del Reino de Pamplona-Nájera (exceptuando las minorías vascoparlantes que habitaban al sur, en los territorios de la Ribera del Ebro, gobernados por los musulmanes) y acogiendo dentro de su seno, a los todavía condados de Castilla y Aragón, donde, en aquella época, gran parte de sus pobladores eran vascoparlantes.

Sancho Garcés III el Mayor consiguió que el Reino de Pamplona-Nájera fuese considerado como uno de los reinos más importantes de Europa. En las crónicas europeas de la época fue denominado como rey de la Wasconum Gens, Wasconum Nationem (tribu vascona, pueblo vascón) o en las crónicas árabes de los omeyas como Señor de los Vascones (el historiador omeya Ibn Haiyan lo define como: "Sancho, hijo de García, Señor de los Vascones"), ya que si bien el reino estaba habitado por hablantes de los romances astur-leonés, castellano, aragonés y gascón, el nucleo humano sobre el que se sustentaba el Reino de Pamplona era mayoritariamente de origen vasco. También fue denominado por el abad Oliba de Ripoll como Rex Ibericus (Rey Ibérico. Dado que en aquella época, erróneamente, se consideraba a los vascos descendientes directos de los íberos).

El castillo de Artajona (Navarra) en inviernoFue un monarca que se abrió a Europa y a la modernidad, después de siglos de aislamiento peninsular, y permitió la irrupción en la península de la orden renovadora de Cluny. En sus expansiones y relaciones políticas siempre tendió más hacia Europa y en política doméstica, hacia las zonas vascoparlantes como Gascuña, la actual Euskadi, Castilla, Aragón y extremo noroeste de Cataluña.

Sancho el Mayor fue el gran impulsor de la capital del reino, Nájera. Le otorgó un fuero que sirvió de modelo posteriormente para el sistema foral de las regiones vascas y también de los de Castilla y Aragón. Unos fueros basados en las tradiciones y leyes vasconas, que se alejaban de la legislación visigoda de origen germánico. También fomentó y unificó el Camino de Santiago haciéndolo pasar por Nájera.

Se casó con Munia, la hija del conde de Castilla en 1010, lo cual facilitó un acuerdo favorable sobre las fronteras navarro-castellanas (1016).

Por lo que respecta a la frontera cristiana pirenaica, precisó la recuperación de los condados de Aragón y Sobrarbe, practicamente perdidos a causa de las incursiones de Almanzor (999) y Abd al-Malik (1006), así como el restablecimiento de la legitimidad dinástica en el condado de Ribagorza.

Entre los años 1016 -1018 reconquistó Aragón y Sobrarbe y amplió sus dominios con la conquista de la ribera islamizada del Cinca con capitalidad en Boltaña, con parte del valle de Ayerbe y con el valle de Nocito. Aunque posiblemente liberó los valles de Ésera y de Isábena, afectados también en 1006 por Abd al-Malik.

El condado de Ribagorza no se incorporó de derecho al reino pamplonés hasta 1025, cuando la condesa Tota, en grave crisis dinástica y política, agravada por las apetencias territoriales del conde Ramón III de Pallars, renunció a sus derechos a favor de su sobrina la reina Munia, esposa de Sancho III.

De esta forma, el rey de Pamplona-Nájera, anexionó a su reino los condados de Sobrarbe y Ribagorza, alegando derechos dinásticos para intervenir en sus conflictos internos contra las pretensiones del conde de Barcelona. Sometió también a este último a vasallaje, a cambio de la ayuda prestada en el conflicto contra su propia madre (hacia 1023).

Inició la revitalización del asolado condado aragonés con la restauración del monacato, tradicional institución religiosa y de poder económico. En el aspecto político-militar, institucionalizó el «seniorado» -tenencia delegada de castillos- en Aragón y Sobrarbe, y fortificó la frontera meridional desde Uncastillo en el extremo occidental hasta Perarrua en el oriental, frente a las plazas musulmanas de Ejea, Ayerbe, Bolea, Huesca, Alquézar, Nabal, Barbastro, Graus y Benabarre.

El occidente europeo en 1034, en el apogeo del reinado de Sancho el Mayor de Navarra. Haga clic sobre la imagen para ampliar el mapaEn el año 1023 el apoyo al conde de Gascuña, en su lucha contra el Condado de Toulouse, le proporcionó al rey de Pamplona-Nájera la potestad de organizar las tierras fronterizas al otro lado de los Pirineos, así como el vasallaje de Gascuña. De esta forma organiza las tierras de Labort, Arberoa (Arbéroue), Garazi (Cize), Ortzaize (Ossès) y Baigorri en el Vizcondado de Labort, con centro en la ciudad de Baiona. Otorga este vizcondado a su primo Otsoa Antso (Lope Sancho). Labort, en aquella época, abarcó la actual región de Lapurdi, y la mitad sudoccidental de la Baja Navarra (exceptuando los señoríos de Amikuze-Oztibarre [Mixe-Ostabarret] y Agaramont [Gramont] ). Estos actos que se inscriben dentro del sistema feudal, traerán consecuencias muy pesadas para la unidad política de los vascos.

En el documento de 1026 en que Sancho el Mayor concede al Monasterio de San Juan de la Peña la estiva de Lecherin (Pirineos oscenses, Aragón) se indica lo siguiente:

«regnante me rege Sancio in Aragona et in Paliares, in Pampilona, in Alaba et in Castella»

«Reinante, yo, rey Sancho, en Aragón y en Pallars (zona occidental de la provincia de Lérida [Cataluña], al sur del Valle de Arán, en la que en esta época, todavía, se hablaba euskera), en Pamplona, en Álava y en Castilla (aunque todavía no la había ocupado militarmente, ejercía ya su influencia sobre territorio castellano)»

En 1032 Sancho Guillermo, conde de Gascuña, fallece sin descendencia, con lo que el gobierno de Gascuña pasa a manos de su sobrino, Sancho el Mayor.

El parentesco del rey de Pamplona-Nájera con la familia condal castellana, le permitió igualmente intervenir en aquel territorio, apoyando la autoridad de su cuñado (el conde infante García) frente a los nobles y a la intromisión del rey de León. Sancho casó a su hermana Urraka con el rey leonés para pacificar las relaciones con él y poder así ejercer libremente su influencia sobre Castilla. Al morir asesinado el conde García durante un viaje a León (1029), Sancho ocupó Castilla alegando los derechos sucesorios de su mujer, a pesar de que existían herederos masculinos con más derechos para regir aquel condado. Esto hizo estallar la guerra con el rey de León, que también ambicionaba la anexión de Castilla. La suerte de la guerra entre los dos reyes favoreció al de Pamplona-Nájera, que ocupó León, Zamora y Astorga (1034).

El Arrano Beltza o Águila Negra (en la parte superior). Anverso y reverso de la primera moneda cristiana peninsular (en la parte inferior)Al anexionar el Reino de León a la corona pamplonesa (año 1034) tomó el título de Imperator (Emperador). A este momento corresponden las primeras monedas acuñadas en un reino cristiano de la península ibérica (19).

(19) El Arrano Beltza y la primera ceca cristiana de Nájera: en la imagen se muestra la primara moneda cristiana de la península, lleva la efigie real y el título Imperator en el anverso.

En el reverso, por primera vez en la historia, aparece en las monedas un topónimo tal y como se dice en vasco, dado que hasta entonces se utilizaron las formas latinas o celtas de estos topónimos. Aparece el topónimo Naiara (forma vasca para designar a Nájera, localidad riojana; en castellano antiguo se escribía Nagera proveniente del árabe Naxera), dado que, como capital del reino, fue el lugar en el que se realizó la acuñación. También aparecen en el reverso el árbol de Sobrarbe y Nájera, así como la cruz cristiana sobre ambos árboles, simbolizando la cristiandad que imperaba en todo el reino (aunque la religión cristiana era la oficial, la mayor parte de la población de habla vasca seguía profesando culto a la antigua religión vasca).

El árbol, muy importante en las tradiciones vascas, servía en este caso como marcaje geográfico y aludía a la extensión del Reino de Pamplona-Nájera desde Sobrarbe (cuyo límite se encontraba en el Valle de Arán, extremo noroeste de Cataluña) hasta Naiara (La Rioja). Es interesante - y revela las relaciones exteriores que se anudan con Sancho el Mayor - el influjo ejercido por estas monedas en el tipo de las que fueron acuñadas por el monarca danés Knut el Grande, lo que da cuenta de la trascendencia que tuvo este rey en la política europea de la época, como barrera frente al Islam.

Claustro de Santa María la Real de Nájera (La Rioja, España)Sobre la moneda se puede observar el símbolo, que según el padre José de Moret Mendi (siglo XVII), jesuita e historiador pamplonés, en su "Annales del Reyno de Navarra", fue el símbolo personal de los reyes de Navarra hasta Sancho VII "el Fuerte" (1194-1234), es el Arrano Beltza (arráno béltsa; "el águila negra"). Hay mucha controversia sobre la duración en la utilización de este símbolo, dado que actualmente sólo hay constancia de la utilización de éste en referencias escritas o en escudo real durante el reinado de Sancho VII. La principal diferencia respecto a otros símbolos similares radica en su postura, de carácter no agresivo, porque no mira al frente, sino que su cabeza está girada hacia un lateral, que no siempre es el mismo. Es un ave abierta, muestra todo lo que tiene. Extiende sus alas y también están abiertas sus garras en señal de no agresión.

Sancho el Mayor fue un referente para los reinos cristianos, y en concreto, para la posterior monarquía castellana, que definió a este rey como Rex Hispanicus (rey hispánico), una monarquía que quiso recoger el testigo de este rey y reeditar la unidad de los reinos cristianos peninsulares bajo su cetro, como así ocurrirá, siglos después, con el nacimiento del Reino de España en el siglo XVI, máxima expresión del expansionismo castellano.

 

 

 

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